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"El aborto es un homicidio y quien practica
un aborto es un sicario que mata".
- Papa Francisco
Aborto, del latín abortus, contrario a nacer, es la terminación del desarrollo de la vida humana durante el embarazo, hipócritamente llamado “Interrupción legal del embarazo”, cosa más falsa porque no se puede reanudar la vida después del asesinato.
¿Es correcto matar una vida humana para resolver un problema? ¿es correcto contratar a un sicario para resolver un problema? Preguntas que debemos reflexionar.
Lo que vivimos hace unas semanas fue un hecho insólito, se dio más preferencia a la ideología que a la ciencia ¡Absurdo! Básicamente se puede asesinar sin repercusiones jurídicas, y entonces ¿qué valor tiene la vida?
Los individuos que supuestamente deberían de defender los derechos y, por ende, la vida del mexicano, ahora quieren pisotear el derecho de objeción de consciencia del personal de salud, que, por cierto, quiero aprovechar este momento para agradecerles por estar al frente de la pandemia, por ser valientes y no dejar a un lado su profesión.
Los médicos, por ética, deben hacer el juramento hipocrático, que sí, ha ido cambiando a lo largo de su historia, pero que en síntesis contiene el deber y obligación de defender la vida hasta la muerte natural.
Así es, la ciencia siempre debe estar al servicio del ser humano, los médicos tienen el deber de defender la vida y la salud de las personas. ¿La vida de una persona de 80 años, vale más que la de un niño de 5? Por supuesto que no, se encuentran en una etapa de desarrollo del ser humano diferente, pero vale lo mismo, simplemente por el hecho de existir. Lo mismo pasa en la vida que lleva la madre en su vientre, que aclaro, ¡es otro ser humano! Esto lo podemos entender simplemente por el hecho que tiene un ADN completamente diferente al de la madre y al de cualquier otro ser humano en el mundo.
¡Que egoístas somos los seres humanos! Queremos asesinar porque no queremos salir de nuestra zona de confort, o porque a simple vista no somos capaces de solventar la vida que llevamos dentro. Pero que absurdo, acaso cuando en la escuela no entendemos algo o reprobamos un examen, ¿se acaba nuestra vida escolar, o los profesores nos borran del sistema? ¡NO!
El aborto es lo contrario de la dignificación de la mujer, debemos entender eso.
Es interesante que estemos aquí peleando por un derecho humano, ¡señores, vamos a las raíces de los problemas! Cuando los encargados de salvaguardar los derechos no atacan de raíz las causas de un problema, pueden incentivarlo. Las causas del aborto pueden ser diversas, pero la hipocresía de interrupción del embarazo es de por sí un problema grave, al no confrontar sus causas verdaderas.
Independientemente de la aberración de abortar, si se considera legal o no el asesinar, a la salud pública le compete trabajar sobre todo por la prevención.
Como estudiante de pedagogía y como líder juvenil, estoy seguro que con la educación en casa y la formación integral en las escuelas, podemos mejorar considerablemente los problemas sociales como este… pero sí, no se le da ese peso tan importante a la educación.
El aborto es una acción egoísta en la que no terminan los problemas, al contrario, se inician otros mayores… como degradar la dignidad del ser humano a una cosa, o el intento de coaccionar la consciencia de los médicos como lo que intentarán hacer los ministros.
La fecundación no es una simple unión o mezcla de gametos, sino un proceso complejo de la maravilla y el milagro de la vida, de la naturaleza, todo esto da como resultado la constitución de una nueva célula con fenotipo cigoto, que es el inicio de un nuevo ser humano.
El reconocimiento de la objeción de conciencia como derecho, ofrece una garantía de libertad y de responsabilidad moral en la actuación profesional del médico. La objeción de conciencia médica es la negativa del profesional sanitario a realizar un acto, por motivos religiosos, pero sobre todo éticos. El asesinar una vida humana, ¡NUNCA SERÁ ÉTICO!
La objeción de conciencia existe por sí misma. Es algo intrínseco del ser humano. Esto es, que no necesita ser regulada, pues forma parte del derecho fundamental a la libertad ideológica y religiosa. Simplemente leamos un poco la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Es importante también destacar los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, en donde se protege la conciencia y la libertad… ¡sin caer en libertinaje! Por favor ministros, seamos honestos, no atropellemos los tratados internacionales, que al ser México uno de sus miembros, debemos de cumplir lo estipulado.
Para terminar…
Me permitiré citar al gran Dr. Carlos Llano Cifuentes, filósofo, empresario, profesor y escritor. Una de las figuras más importantes de la intelectualidad mexicana de la segunda mitad del siglo XX, además de ser uno de los impulsores de la Universidad Panamericana y del IPADE. Tuve el honor de conocerlo.
Los promotores del aborto apelan a la circunstancia de que no debe defenderse el embrión con preferencia a la defensa de la madre. Aquí se da un error, no biológico, sino sociológico, pues la especie humana posee individuos con capacidades diferentes; pero la solidaridad que desprende del pacto social nos obliga a suplir las desigualdades naturales mediante un claro apoyo civil.
Nadie perdonaría a un ciudadano que procura por sí, poniéndose en primer lugar antes que a las mujeres, ancianos y niños. Con este razonamiento sería la sociedad, incluyendo por supuesto a la madre, quién debería promover la vida más que el desprotegido, en este caso el nasciturus (NA-SI-TU-RUS), en lugar de despenalizar e incluso subsidiar su muerte.
[…]
El propio Rousseau nos dice que no hay individuos que puedan vivir sin el auxilio de sus congéneres. Esta afirmación, que pondera claramente los actuales problemas de la ecología, fue ya advertida por Aristóteles cuando dijo que solo un dios o una bestia pueden vivir sin sociedad.
No me queda más que agradecer el espacio y animar, sobre todo a los jóvenes. Falsamente nos siguen diciendo que somos el futuro, ¡No compañeros! Ya somos el presente y en nuestras manos está el defender el primer derecho inherente al ser humano: la vida y la libertad de conciencia.
Seamos libres, pero viviendo una libertad responsable.
Los jóvenes somos el presente y forjamos el futuro.
Muchas gracias.